El Dangerous Woman Tour sufrió una pequeña parada a principios de mes a causa del atentado sucedido a la salida de uno de sus conciertos en Manchester. Esto, en cierta medida, sembró el miedo e hizo que, cuando Ariana decidió seguir adelante con la gira, muchos de sus fans se echaran para atrás. Sin embargo, el pasado martes 13 –sí, martes 13 pero de mala suerte no tuvo nada de nada– unos 12000 valientes fans de la artista se reunieron en el Palau Sant Jordi para disfrutar como nunca antes de las canciones de Ariana Grande.
El concierto empezó con cincuenta minutos de retraso –aún no se sabe el porqué– y la impaciencia no tardó mucho en reflejarse en el público. Aún así, todo el mundo aguanto esos largos minutos de retraso con la mejor cara posible porque sabían que, nunca mejor dicho, la espera valdría la pena.
Eran las diez menos diez de la noche y ahí estaba: Ariana Grande camuflada entre los bailarines vestida de negro. Be Alright fue la canción que abrió el concierto y, nada más sonar las primeras notas, todo el Palau se puso en pie: tocaba una noche de baile y karaoke como nunca antes se había visto. Ariana cantó todas las canciones de su nuevo disco pero eso no impidió que sus fans disfrutaran de sus anteriores éxitos como: Bang Bang, Problem, Love Me Harder o Break Free.
En toda la velada hubieron dos momentos de lo más emotivos: el primero vino con One Last Time, canción que cantó la artista con más fuerza que nunca y que a todos nos recuerda a esa fatídica noche del 22 de mayo, y el segundo fue cuando cantó Somewhere Over The Rainbow, un clásico que, a partir de ahora, tendrá un nuevo significado. Aún así, se ve que la artista no quería acabar el show con alguno de estos dos temas para que los fans no se fueran a casa con esa sensación melancólica, así que los fue alternando con hits como Everyday, Side to Side, Let Me Love You, Leave Me Lonely o Moonlight.
Después de una hora y cuarto y de, nada más y nada menos, cuatro cambios de ropa, Ariana salió al escenario para mostrarnos su quinto atuendo –un abrigo y unas botas de charol en negro– y para cerrar la noche con la canción que le da nombre y sentido a su último álbum y a la gira: Dangerous Woman.
Dicen que la fortaleza es algo que se va adquiriendo a base de los golpes que te da la vida y, sin duda alguna, Ariana Grande fue la viva prueba de este sabio razonamiento. A pesar de todos los motivos que tenía la artista para caerse, eligió uno por el que levantarse: sus fans. Y ellos encantados de haber podido disfrutar de una noche llena de felicidad y, a la vez, libre de miedos en compañía de su artista favorita.