Rosalía consigue que lluevan «bitllets pels aires» en menos de 15 minutos

La artista agota las entradas en la pre-venta de los conciertos que dará en España

La semana pasada se conocía la noticia: Rosalía ponía fin a su gira mundial de ‘EL MAL QUERER’ con dos conciertos en territorio nacional; la cantante anunciaba que el próximo 7 de diciembre ofrecería un concierto en el Palau Sant Jordi de Barcelona y tres días después, el 10 de diciembre, en el WiZink Center de Madrid. Al mismo tiempo se informaba de las plataformas y puntos de venta autorizados para conseguir las entradas así como las fechas disponibles para adquirirlas: hoy, miércoles 18 de septiembre, a partir de las 10h de la mañana se activaba la pre-venta exclusiva a través de LiveNation (https://www.livenation.es) hasta el próximo viernes 20 de septiembre que se podrían comprar las entradas a nivel genérico en la misma plataforma, El Corte Inglés (https://www.elcorteingles.es/entradas/) y ticketmaster (https://www.ticketmaster.es/).

Quince minutos ha sido lo que ha tardado en colapsarse la plataforma LiveNation, tiempo suficiente para que solo algunxs afortunadxs hayan adquirido sus entradas más privilegiadas para ver a «La Rosalía». Este hecho ha generado debate en las redes, ya que ahora mismo muchxs fans de la cantante están tocando madera por tratar de conseguir una entrada el viernes, sin miedo a que se agoten en muy poco tiempo y no tener que recurrir a la re-venta: algunas entradas que hoy estaban disponibles ya se están ofreciendo por el doble o el triple del precio inicial de salida; las entradas para disfrutar de la artista española con más proyección y reconocimiento internacional en el panorama de la industria musical oscilan entre 32€ y 73’50€ (gastos incluidos).

Pero, ¿qué es lo que tiene la ganadora de dos Latin Grammy que comparten espacio con otros dos MTV Video Music Awards para que todo el mundo reconozca su identidad? ¿Cómo se ha llegado a este extremo y locura? Quizá sea por su tesitura, con la que habla con melodías a un género que ella misma ha acercado de forma personal y, quizá sin querer, ha reinventado e incluso creado; ha hecho una transgresión, un crecimiento alternativo y moderno, una puerta para abrir ese algo cantando a la experiencia, al dolor, a la pasión, al amor… al arte propio, el mismo que crea de una forma tradicional y paralela siendo, actualmente, la cantante femenina nacional que ha llevando la marca «Made in Spain» a todo el mundo, igualando e incluso superando el renombre y éxito de artistas de la talla de Alejandro Sanz o David Bisbal.

Sus facciones son simples, bastante comunes y no demasiado impresionantes de la normalidad; a veces lo aburrido es lo frecuente cuando, quizá, dentro de la monotonía los detalles florecen por esos poros, los mismo que acertaron satisfactoriamente cuando la genética quiso jugar con el riesgo dulcemente misterioso y penetrante de su fisionomía. Su cara de muñeca de porcelana frágil con ese pequeño inciso leve que se hunde en su barbilla y los intentos para nada fallidos de hoyuelos inocentes junto su mirada de intensa guerra ardiente tras ese marrón que disfrazan sus ojos, los que juegan con la sonrisa de labios voluptuosos cautivadores detrás de un gloss carmín excesivamente brillante, aunque para brillante es lo que sale, precisamente de ahí: la vocecita de esa boca o la voz de esa boquita, como quiera mirarse o, en este caso, escucharse tras ser pronunciado.

«TRA TRA»s ‘Los Ángeles’ que la guardan hay una revelación, una aparición clandestina de un número uno… una chica que no necesita HIGHLITHER porque brilla sola con su mal querer. Rosalía es algo más que un fenómeno, un icono de moda pasajero, un producto más de la industria musical, un marketing que se está vendiendo exageradamente bien, un acercamiento a un género que las nuevas generaciones no tendrían (en su mayoría) un mínimo interés en querer dar oportunidad a descubrir con escuchas inesperadas y, además, creando estilos mezclados como una ensalada que, por básicos que sean sus ingredientes, combinados despiertan interés y curiosidad… y está apeteciendo a todo el mundo descubrir la esencia de su sabor musical, aliñado de una forma tan diferente que quizá por eso todo lo que hace ‘malamente’ acabe sentando y saliendo bien.

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