Un hombre es acusado de haber cometido un terrible crimen. Él no se acuerda de nada. Durante un último interrogatorio, dos inspectores de policía harán todo lo posible para que recuerde algo y confiese. ¿Realmente desean que recuerde? ¿O solo quieren que firme una declaración que le inculpe? Esta obra reproduce lo que se dijo en una sala de interrogatorios de la prisión de Risdon, en Tasmania, Australia, el 4 de julio de 1996. La transcripción de este interrogatorio se filtró y se puede encontrar en la red en portales de activismo mediático como Wikileaks.
¿Qué ocurre en la mente de una persona que ha hecho una cosa así? ¿Qué ocurre en el ánimo de unos policías que deben enfrentarse a un caso como este? ¿Por qué motivo la memoria es capaz de borrar hechos traumáticos? ¿Existimos por lo que recordamos o por lo que nos dicen que hemos hecho? Y como espectadores es una buena forma de experimentar que pasa cuando asistimos a una representación así tan cercana que cuenta la historia de unos personajes que han existido y existen realmente.
Port Arthur es una obra de teatro que, aunque sea ficción es demasiado real, se representa en el Teatro Kamikaze de Madrid hasta el 21 de abril. Si puedes ir a verla, no pierdas la oportunidad, porque es una obra para ver y sentir, no para que nadie te la cuente. La situación es tan sumamente realista que hasta estás en tensión todo el rato por saber qué va a pasar, qué van a decir. A este ambiente ayuda mucho la oscuridad de la puesta en escena, en la que solo vemos a los tres protagonistas en la mesa de una sala de interrogatorios de una prisión.
¿Hay algo que no sepa hacer Adrián Lastra? Por ahora la respuesta es no. Su interpretación es tan espectacular que resulta hasta hipnótica, da igual lo que diga o haga, que no puedes dejar de mirar a donde está. De lo mejor de la obra es él sin ninguna duda, que consigue meterse en la piel de un psicópata para conseguir un personaje que nos transmite todo tipo de emociones. Y por supuesto, todo ello junto con la ayuda de dos maestros de la interpretación como son Joaquín Climent y Javier Godino. Contando además con un magnífico texto adaptado de Jordi Casanovas y la brillante dirección de David Serrano.