Desde hace unos años, en la ciudad belga de Gante está permitido hace graffitis en según qué espacios públicos. El ayuntamiento decidió habilitar unas calles particulares para evitar que el casco antiguo de la ciudad quedara «manchado» por el arte urbano. Una de estas zonas habilitadas se llaman Werregarenstraat.
Después de legalizar poder hacer graffitis, empezó a ser un lugar de peregrinación para los artistas profesionales. Como por ejemplo ROA, que es un artista belga que dibuja animales. Se ha dedicado a viajar por todo el mundo y hay graffitis suyos en Nueva York o Australia.
Además en los colegios de Gante organizan excursiones anuales a estas calles y animan a los niños a hacer un graffiti. Es decir que no solo artistas callejeros toman como lienzo esos muros, sino que es para todos los públicos.
Este fenómeno abre el debate de si sería correcto hacer algo así en España. Ciudades grandes como Madrid o Barcelona, las zonas públicas está decoradas con arte callejero vandálico y a parte de ser un gran gasto para el Ayuntamiento, da la sensación de que la ciudad está descuidada.
El problema reside en considerar vandalismo a este tipo de expresión artística, si lo viéramos desde otro punto de vista, como puede ser la pintura o la escultura, sería diferente. Además, dar un lienzo a todos estos artistas, quedarían ciudades más bonitas y habría «galerías» en calles o barrios específicos para disfrutar de este tipo de arte.